lunes, 21 de marzo de 2011

Rodolfo Braceli.


Después de tanto y tanto merodear por las vanas palabras, al final de algunos días una pregunta me cae sobre la mollera: ¿Y la vida, qué?
No tengo el coraje de hacer silencio. Caigo en la tentación, y enhebro nomás una respuesta:
¿La vida? Una fascinación que no cesa.
La vida, nos haga lo que nos haga, no está para perdérsela.
La vida, ¡joder! nos tiene emputecidos.
La vida, no hay caso, no podemos vivir sin ella.
Y ella, la vida, ¿podría vivir sin nosotros?
Capaz que sí, la muy perra.

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